Cada día los días se hacen mas cortos y el tiempo escasea en el inmenso desierto de nuestro diario vivir.
Nuestro
mundo es agitado como la vela de un velero que se hace a la mar, sin
rumbo y sin avatar
Todos
andamos de prisa envueltos en un torbellino de necesidades y
carencias, angustias y prematuras agonías. Ya no somos nosotros los
que pasamos por la vida; es la vida que pasa por nosotros rauda y
veloz, como una exhalación, sin muchos tramites y explicación.
Parecen
algo poéticas estas frases, pero no; en su esencia están muy
distantes de eso.
Solo
es la manera de plasmar una realidad, que cada vez se hace mas
flagrante y mas difícil de llevar.
Estamos
rodeados de todo y a la vez de nada. Somos solitarios en un mundo
abarrotado de ficciones y fantasías, que se deslizan a una velocidad
vertiginosa, sin darnos tiempo a atraparlas para ver el fondo de su
materia.
Somos
errantes caminantes en un mundo virtual, de insaciable ansiedad, por
tener; no importa que, pero hay que tener.
Tenemos
muchos amigos, pero la casi totalidad son virtuales, en los cuales:
podemos ver sus rostros una veces, otras no, menos aun tocarlos y
sentirlos. Son seres eléctrònicamente vigentes pero físicamente
ausentes.
El
sexo; puede ser físico pero irreal y ocasional, al paso sin que deje
rastro. También lo tenemos de manera virtual, que suele ser lo
general.
El
concepto de familia, se va esfumando con el correr del tiempo y va
abriendo paso al individualismo absoluto, al unismo genérico. Vamos
camino al entismo, y al cubismo asimétrico del ego.
Ya
hemos perdido el sentido de valoración del otro. Solo estamos
“existiendo” de manera unilateral.
Electricidad,
velocidad, virtualidad, entismo, compulsión de tener, sin saber
porque. Cuanto mas tenemos mas llenos y superiores nos sentimos.
Vamos
camino a dejar de ser humanos inexorablemente.
Este
nuevo año, ojala que podamos comenzar a valorar:
El
Abrazo de un amigo, el beso de una madre o el de un padre, el calor
de un hogar a la vida con todo su esplendor.
Hagamos
uso de la maravillosa tecnología que tenemos y hemos inventado, pero
no dejemos que ella nos use. Porque si no: habremos inventado
soledad.