
En la antigüedad las redondeces en la mujer, fueron símbolo de: sensualidad, belleza, atractivo y elegancia. Una mujer de contextura gruesa, de abundancia carnal era considerada como voluptuosa, apetecible, sensual y erótica. Lo contrario de una mujer delgada, cuya contextura no invitaba al deseo y se consideraba inapetecible.
Los tiempos cambian y en la actualidad, nos encontramos ante un mundo de perfeccionistas imperfectos, que aspiran a cuerpos estéticamente “perfectos“ En un decir: si no somos asi, no valemos nada. Agregando la moda que se hace para quienes se ajusten a este perfil.ç
No vamos a olvidar, las otras cosillas de “poca monta“ que forman parte del “look“ como:
la depilación de bellos, tanto en el hombre como en la mujer por doquier, las prótesis que van desde: la cara hasta el trasero y que mas se asemejan a una muñeca de plástico que a otra cosa.
El hombre de pelo en pecho ya no gusta, hay que ser lampiño para estar en el grado de aceptación. Cirugías van cirugías vienen, corte aquí agregue alla. Mutile esto y agrande lo otro.
La verdad de todo esto es que: las sociedades actuales obedecen a modelos y estereotipos creados e inventados por grupos comerciales, que lucran con la debilidad de quienes no se saben apreciar y valorar.
Cada quien es como es y para cada quien, hay un alguien al que le interesa ese quien. Como dice el dicho: “Siempre hay un roto para un descocido“Por mas que nos empeñemos en esculpir y perfeccionar nuestros cuerpos y cambiar el tono de nuestra piel, siempre habra a quien no le agrademos.
la belleza siempre deberá estar acompañada de lo mas importante que es nuestro interior; sin el no habra cirugía ni santo que nos pueda hacer el milagro.
Que no se confunda: la moda y el buen vestir no implican una esclavitud y servicio a intereses lucrativos, manipuladores y antojadizos, que solo pretenden enriquecerse creando una necesidad que no existe y que solo conlleva a desvirtuar la calidad humana del individuo, estimulando un narcisismo banal y hueco.