
Cuando un grande se va, la patria que lo vio
nacer; pierde una parte de su alma y de su identidad.
Ayer España
perdió a Paco De Lucia, uno de los mas grandes músicos que ha dado la humanidad. Un verdadero genio de
la música y en especial del arte flamenco. Para nadie es misterio saber que el
flamenco es un sentimiento, un sentimiento que nace más allá del alma. Paco era
mas que eso, mas que un sentimiento, Paco se convirtió en el alma misma del
flamenco, porque estaba hecho de el y para el.
Ese Paco,
que llevo al flamenco hasta lo más alto de la cúspide del mundo, el que supo
darle a su arte ancestral el lugar que siempre mereció tener.
Paco aquel
que le “robo” con el corazón al Perú el cajón. Ese cajón que hoy en día es casi
el símbolo del flamenco y retumba en todos los colmaos de España y de Andalucía
en especial.
Todo
aquello que Paco “tocaba” cobraba vida y se convertía en magia, magia hecha música,
hecha canción, con sonidos y fuerza salida del corazón.
Paco de
Lucia ha muerto y ha dejado al mundo en la orfandad, la orfandad de su
ausencia. Una ausencia que difícilmente podrá ser llenada por alguien. Ni hoy
ni mañana. Han de pasar muchos siglos para ver nacer a otro Paco de Lucia.
Yo como
amante del arte flamenco y de la música,: pido que nunca se pida
un minuto de silencio por el. ¡No! hay que echar las guitarras a trinar y a sonar,
hay que hacer que el cajón retumbe y vibre, para que se escuche en todos los
rincones del planeta.
Un ¡OLE!
Por Paco de Lucia. Hay que hacer que el silencio suene y que el viento sople;
llevando las notas de la guitarra del Gran Paco De Lucia