La Huachafería
Hace
ciento veinte años, nace en el Perú y más específicamente en
Lima, la “huachafería”. Lo gracioso, paradójico y trascendente
es que: esta expresión, tiene barrio, dirección, fecha de
nacimiento y linaje.
Bien
sabido es que, muy difícil resulta encontrar el punto exacto del
nacimiento de una palabra, de las infinitas que tiene la lengua
española. Pero la huachafería goza de tanta connotación, que no
podía dejar de tener cuna y alcurnia. Una alcurnia no precisamente
de la que conocemos, como la de la realeza. No, es la alcurnia en
donde nace su majestad el pueblo, el soberano, aquel que hace el
lugar y traza el camino.
A
comienzos del año mil ochocientos noventa, llega a vivir a la
cuadra diez del jirón Andahuaylas. (En los Barrios Altos) una
familia. Un peruano casado con una dama colombiana y padre de tres
jovencitas en edad casadera Aquella familia y en especial las
“niñas” hijas indiscutibles de la algarabía, gustaban de armar
unos fiestones y jaranas, de lo más escandalosas y bullangueras.
Lejos de la conocida jarana criolla, que a pesar de su estruendo y
gran duración, gozaba de cierto recato y coto. En estas juergas se
solía lindar con el escándalo y la estridencia de corte
carnavalesco.
Las
fiestas se sucedían de manera consecutiva y sin motivo aparente. Lo
que se pretendía era el hacer notar una bonanza económica y
fomentar un buen pretexto para propiciar el matrimonio de las
muchachas.
El
asunto es que: las colombianitas solían llamar a estos fandangos,
“guachafas” Término que se usa en Colombia para referirse a un
escándalo, bullicio, fiesta.
A
lo que la “burguesía popular” no tardo en bautizar
lapidariamente con la terminología de HUACHAFERÍA. A los fiestones
bulliciosos y con aires de recepción palaciega, que solían
realizar en la casa de los colombo-peruanos.
De
la misma manera las jovencitas, recibieron el honorífico titulejo
de: Huachafas. Con esto, el populacho había encontrado la manera de
calificar a las cosas que no estaban bien nacidas e identificadas en
el contexto social.
Esta
terminología, fue utilizada en un artículo del periodista: Pedro
Miota, que por esas épocas, gozaba de popularidad y fama en las
esferas de lo escrito. Es así que, nuestro amigo periodista, lanza
a la fama y a los cuatro vientos a la HUACHAFERÏA con sus hijos
putativos: huachafa, huachafo y los pequeños huachafitas y
huachafitos.
El
diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Tiene para
el termino Huacháfo, el sinónimo de cursi. Pero, este término, no
define el real sentido y la esencia de la palabra en toda su
verdadera dimensión.
La
huachafería, es casi una identidad. Una manera de juzgar a los
demás y lo demás. También una manera de vivir, de sentir y de
expresarse. La huachafería, esta en todas partes y en todo lugar.
Diríamos que forma parte de las grandes urbes y las ciudades. Tiene
rango metropolitano, civilizado, clasista. Si, clasista porque esta
en cada una de las clases sociales, tiene rango y categoría.
Cada
clase o estrato social, tiene y cultiva su propia huachafería. Si
queremos una definición un poco más explícita, podríamos decir
que la huachaferia puede ser: literaria, arquitectónica,
lingüística, social, indumentaria, decorativa y todas aquellas
cosas que conforma el entorno de nuestro diario vivir. ¡Ojo! No hay
que confundir nunca: estrafalario con huachafo. Son dos cosas
totalmente diferentes, ejemplo: un muchacho, con los pantalones
cayéndoseles bajo la cadera, con los cabellos pintados de
colorines, con una camisa amarilla y zapatos verde esmeralda.
Definitivamente puede tratarse de un estrafalario o un extravagante
pero no de un huachafo. En cambio: un hombre de unos 65 años con el
pelo pintado de color castaño, vestido con un pantalón blanco, un
saco color marrón, zapatos mocasines blancos y lleno de anillos y
cadenas de oro. Aparentando solvencia, juventud y estado físico
envidiable y una edad impropia: ese si es un huachafo de pura sepa.
Si
hablamos de una casa que: en un terreno pequeño ostenta una
arquitectura copiada de una palacio o castillo y cuyo interior se
asemeja a la abadía de Westminster; ahí esta presente la
huachafería.
Aquella
persona que siempre habla de grandezas y trata de aparentar lo que
no es. Definitivamente es una huachafa.
Son
ejemplos que nos acercan un poco a la idea. Solo a la idea, porque
la realidad es otra cosa muy diferente y muy entretenida.
En
el único lugar en donde la huachafearía no habita y florece, es en
el campo. En el ámbito rural, parece ser que ahí, la tierra no es
lo suficientemente rica y carece de algún nutriente capaz de ayudar
a la germinación de este simpático virus pandémico, que forma
parte de nuestra identidad capitalina, colonialista y con perfumes
de virreina en decadencia.
El
huachafo puede ser: convencional, ocasional, contumaz, pertinaz,
célebre y de cualquier clase o estrato social, (la huachafería, no
discrimina). Se puede ejercer y ser huachafo, aun después de la
muerte. Este sería el caso del huachafo imperecedero, que los hay y
muchos.
Yo
no estoy excluido de esta práctica. Podría estar en la categoría
de: huachafo ocasional, porque la huachafería, no es capaz de
dejarnos. Siempre estaremos propensos de caer en ella, como en la
casa del jabonero………
En
otro artículo me explayare con más holgura sobre este tema tan
apasionante. Por el momento me quedo con una frase de Mario Vargas
Llosa alusiva a la huachafería..…. ¿Un champancito hermanito?
Tengo que reconocer mi ignorancia, pues la palabra Huachafería, es la primera vez que la oigo y soy española.
ResponderBorrarTe noto un pelín clásico, de buen vestir y más bien serio.
Espero que no te enfades por esta alusión.
Un fuerte beso
No es que seas ignorante, nada de eso. como bien explico; es un bocablo peruano que deriva de otro colombiano. es igual a las palabras que se usan en la misma España y que son poc conocidas en el resto del mundo hispano.
ResponderBorrarNo suelo enfadarme por cualquier cosa. Si asi me percibes, es natural que lo sea, pero te aseguro que estas muy lejos de la realidad. Soy mas simple que un garbanzo; pero me encanta vestir mas o menos.
gracias por tu visita y por tu comentario.
Como siempre; un beso y un abrazo y bienvenida a esta parte del camino.