Delicada definición, para un tema tan
trascendente y álgido, como lo es la
unión en matrimonio entre homosexuales.
Este es un
asunto que genera controversias y polémicas a nivel mundial, porque casi
siempre es llevado a los predios de las religiones o a los claustros de las
posturas más recalcitrantes.
La homosexualidad
no es un caso aislado o un brote epidémico que este amenazando a la raza
humana.
El homosexualismo,
forma parte de la genética humana. Existe
y acompaña a la humanidad desde sus orígenes, según consta en los estudios científicos
realizados, por diferentes organizaciones dedicadas a la investigación de este
factor.
En el
intervienen muchos factores como son: la genética, las alteraciones hormonales,
las reacciones psicológicas, en respuesta a determinadas conductas paternales. Esto
solo por citar algunos ejemplos.
Lo
importante es tener en cuenta que: esto es parte de nuestra sociedad humana históricamente
y de ninguna manera es erradicable o punible. Lo importante es saber aceptarlo como
es.
Que a unos
no nos guste o que otros no lo acepten;
es otra cosa, pero lo que si se debe de tener siempre presente es que: hay que
aprender a respetar las posturas o las opciones de los demás. Esto no es cuestión
de “uniones” o matrimonios. Las leyes se dan y vienen de un sector a favor o en
contra de otros. Lo importantes es saber y aprender a vivir con armonía en el
mundo que nos rodea; con sus pros y sus contras.
No caer en
el terreno absurdo de las persecuciones, las homofobías, en la quema de brujas
o en las torturas inquisidoras, que eso solo forma parte del pasado salvaje e
ignorante de la humanidad.
Yo soy ateo
convicto y confeso. No “comulgo” con ningún tipo de religión, pero respeto a
pie juntillas, el derecho de los demás a pensar lo contrario. Para mí, todo es
parte del paisaje del camino de mi vida y lo contemplo como parte de mi riqueza espiritual. No porque no me guste el mar, voy
a tratar de desaparecerlo; con no navegar en el, me basta y me sobra.
Mientras las
leyes y las costumbres, no atenten contra la moral y las buenas costumbres, en
sana convivencia con el prójimo: habrá que aceptar lo que a otros les hace bien.
El matrimonio, la unión, la convivencia o lo que sea, siempre será una elección
de dos.
Nuestro entorno
y nuestro mundo, no va cambiar, porque
exista o no “unión” seguiremos siendo mundo, mundo con sus cosas negativas y
positivas, porque somos parte de eso justamente: un mundo de diversidad, de
partes y contrapartes. El homosexualismo no va a desaparecer, aumentar o
cambiar. Siempre ha de tener el lugar que le corresponda dentro de la vida
social de la humanidad.
Lo que si
debemos perseguir y eliminar es: la pedofilia, el abuso contra la mujer, la violencia,
las violaciones en todas sus formas y estilos, el hambre, la indiferencia, la
intolerancia, que son los males que mas daño causan a las sociedades de hoy en día.
Si alguien
se quiere “unir” o desunir; me tiene totalmente sin cuidado.
Como siempre muy buen artículo.
ResponderBorrarAhora lo que yo quiero es saber algo de ti.
Un beso